La encuesta que realizamos para la portada de la revista mensual (sobre tecnologías que pretenden dar forma al futuro de la humanidad, nada menos) nos hace reaccionar y preguntarnos. Primera pregunta, normalmente ésta: ¿es este tema para nosotros? En otras palabras, ¿podemos proporcionarle información útil sobre este tema señalando innovaciones tecnológicas eficaces, potencialmente transferibles y rentables?
En la medida en que varios gigantes digitales estadounidenses están ahora muy interesados en las nanotecnologías, la genómica o la inteligencia artificial, en la medida en que las empresas de nueva creación de todo el mundo apuestan por estas tecnologías para invertir en un mercado que promete ser colosal, en la medida en que muchos programas de investigación están avanzando en estos campos a un ritmo sostenido, me parece que lo están haciendo.
¿Cómo nos va a afectar la tecnología?
Segunda pregunta: cuando los transhumanistas pretenden fijarse la meta de "aumentar" o "superar" lo humano, ¿no sueñan simplemente, en voz alta, con reemplazarlo, por lo tanto.... con suprimirlo? Y si es así, ¿es prudente volver a utilizar su vocabulario y darles un nuevo foro, a medida que siguen ganando visibilidad? La mejor respuesta me pareció presentar tanto las promesas muy reales de la investigación en estos diferentes campos -muchos de cuyos actores rechazan cualquier referencia al transhumanismo, como las expresiones que utilizan- como las preocupaciones legítimas sobre los rápidos cambios que pueden catalizar.
Por último, la última pregunta, presente como marca de agua en las anteriores: ¿se puede ser un tecnófilo hasta el extremo, pero negarse a dar un cheque en blanco a los que profesan su fe ciega en el progreso tecnológico? Sí, podemos, ya que ese es mi caso. La tecnología puede hacer cosas maravillosas (o terribles), pero nunca es un fin en sí misma. Lo que debemos tener claro es que debe hacerse un uso responsable en todos los ámbitos o de lo contrario podemos encontrarnos con problemas.